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¿Es peligrosa la gasolina `low cost´?Imprimir
10 de Agosto de 2015
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¿Es peligrosa la gasolina `low cost´?

Según Carles Fité, del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Barcelona, la gasolina base es la misma, pero una cuenta con ciertos aditivos extra para proteger la mecánica que la otra no posee. Esos aditivos están en proporciones tan bajas que sus supuestos efectos beneficiosos solo se notan a muy largo plazo, más de 100.000 km.

La gasolina que se vende en España es un producto que se extrae siempre del mismo conjunto de refinerías – en el territorio español hay nueve -. Dicho combustible industrial se revende a los distribuidores que pueden solicitar que contengan ciertos aditivos o no.

Repostar en una estación de combustible de marca blanca con gasolina sin aditivos puede suponer un ahorro de hasta el 15% por litro.

En la práctica todas las gasolinas que se venden en España son óptimas para la mecánica y repostar en una estación “low cost” no tiene por qué perjudicar nuestra mecánica –excepto que se actúe ilegalmente adulterando combustibles que no son para automoción -.

Para que nos hagamos una idea de la diferencia entre la gasolina con y sin aditivos, es como si vamos a un supermercado a comprar leche. Todas son nutritivas y buenas para nuestra salud, pero algunas marcas tienen un extra en la forma de Calcio, Vitaminas, Minerales, etc, que se le añaden para crear un producto diferenciador respecto a los de la competencia.

Del mismo modo, los aditivos de las gasolinas se añaden en la fase final, cuando el combustible está a punto de salir de las instalaciones de almacenamiento para ser llevadas a los surtidores. Sin estos diferenciadores de calidad las gasolinas de todos los surtidores serían idénticas, y todas cumplirían igualmente con la legalidad vigente.

Los aditivos de los carburantes suponen incrementar el coste del litro en unos dos céntimos, pero del lado positivo notaremos ventajas mecánicas a largo plazo, a partir de 100.000 kilómetros, en la forma de menos averías de los conductos de inyección, una mejor combustión y una ligera reducción del consumo de combustible.

Para saber si nos compensa esta ventaja, hay que estudiar cuantos kilómetros hacemos al año, el coste por litro con y sin aditivos, y juzgar que carburante es el más apropiado según las características de nuestro vehículo.

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