Entre las carreteras más infames se sitúa la B-10, en la que un tramo de 18,9 kilómetros, acumula 27,16 horas de retenciones al año. El peor momento para circular por ella es hacia las tres de la tarde.
Le siguen en sobrecarga de tráfico la M-40 (23,7 horas). Una carretera que conviene evitar por las mañanas, lo mismo que la A-2 a la altura de Madrid con dos tramos que ocupan el segundo y cuarto lugar con 20 y 8 horas, respectivamente. Tras ellos encontramos la B-23 de Barcelona que nos hará perder 16,6 horas de nuestra vida al año metidos en un atasco.
A pesar de algunos tramos especialmente saturados, la media nacional para 2014 se sitúa en 17 horas perdidas en atascos. Una cifra muy alejada de la media europea. Ninguna ciudad española está entre las 25 más congestionadas que lidera Londres con 96 horas, o entre los países más atascados que lidera Bélgica (51 h/ año) y Holanda (41 h/ año)
Aunque Barcelona con 25 h/año y un incremento del 66% respecto al 2013, convierta a la ciudad condal en la de mayor incremento de atascos de toda Europa, y Madrid con sus 22 horas no se sitúa muy a la zaga. Aunque en este último caso su evolución es positiva y ha conseguido reducir en una hora el tiempo de espera, respecto al año anterior. A estas dos le siguen Sevilla (18 horas, 2 más que en 2013), Bilbao (16 h, 8 menos), Zaragoza (12 h) y Valencia (11 h).