Este revelador estudio concluye que una mayor inversión en la mejora de la vía pública supondría un importante disminución en el número de fallecidos. La Asociación Española de la Carretera (AEC) ha colaborado en cuantificar el impacto de ciertas medidas relacionadas con la mejora de la vía - “que se encuentra en su peor situación desde 1985” - y la reducción de la siniestralidad, recalcando el importante papel que desempeña la infraestructura en la seguridad vial.
En este sentido, la AEC ha calculado que se necesitan reponer 330.000 señales, repintar las marcas viales de 52.000 kilómetros y revisar el 82% de las luminarias
“Si todo el tráfico que ha circulado en dicha década por autovías y autopistas se hubiera desarrollado por vías convencionales, habríamos contabilizado esa misma cifra adicional de víctimas mortales en España", explica el director del Área de Prevención y Seguridad Vial de la fundación, Jesús Monclús.
La investigación indica una batería de 24 propuestas para tratar de revertir el cambio de tendencia, entre las que destaca las carreteras 2+1 (ver imagen inferior), compuestas de dos carriles en un sentido separados por una mediana del carril en sentido contrario, que facilita los adelantamientos en ciertos tramos de seguridad reforzada. Unas carreteas que ya se han implantado con éxito en países como Suecia, Irlanda o Alemania, y que salvarían según los cálculos preliminares 338 vidas al año.
Las carreteras convencionales también se podrían mejorar incorporando más líneas longitudinales sonoras, mejorando las intersecciones, la iluminación, instalando sistemas para protección de motociclistas (SPM) y realizando auditorías independientes que permitan comprobar el estado de las carreteras. Todas estas medidas podrían suponer una reducción de las víctimas de hasta un 21%, subraya Monclús.
A nivel de los vehículos se proponen medidas como la incorporación de sistemas de alerta temprana de accidentes e-Call, o de ayuda a la conducción (detección de peatones, frenado automático, alcoholock, etc).
En cuanto a los límites de velocidad que en las vías convencionales han pasado del genérico de 100 km/h a 90 km/h, Monclús ha indicado que “se podría observar desde el punto de vista de la siniestralidad, si mejora o no, desde el punto de vista de la movilidad e, incluso, de la opinión ciudadana”.
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