Esta semana ha dado un paso adelante en su empeño y ha registrado en la oficina de patentes y marcas de Europa y EE UU el nombre “Recursion” para su uso en motocicletas. Recordemos que la última vez que oímos ese nombre fue en 2013 durante la presentación de un prototipo en el salón de Tokio.
El prototipo cuenta con un propulsor bicilíndrico de 588 CC, que al menos sobre el papel, ofrece 100 CV @ 8.000 rpm, con 100 Nm @ 4.500 rpm. Es decir, tiene una potencia destacable pero donde más sobresales es en el par motor, más propio de una 1.000 que de una 600. Y a ello hay que añadir las bajas revoluciones a las que consigue dichas cifras, lo que asegura que la curva del par es muy plana.
Utilizar una mecánica de solo dos cilindros y tan baja cilindrada permite que el peso del conjunto pueda ajustarse mucho, tanto como 174 kg. Lo que asegura la manejabilidad y prestaciones del modelo.
Es cierto, es cierto… no estamos ante una Ninja H2, pero el introducir los motores turbo a un modelo de calle convencional es casi más meritorio que hacerlo con un misil solo apto para circuitos. El beneficio de la tecnología es más evidente aquí; con reducción de consumo, de contaminación y con mayor potencia por unidad de peso que los motores atmosféricos. Unas ventajas que, por otra parte, ya se han explotado desde hace años sobre cuatro ruedas.
Esperamos poder ver el modelo definitivo de la Recursion en la feria EICMA de Milán, o quizá en el Salón de Tokio, ambos a dos meses vista.
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