Un motor así no lo hemos visto nunca en una motocicleta, si acaso en un Formula 1. Pero es que los ingenieros de Suzuki proponen incorporar toda la tecnología de la F 1 a un motor de 1.000 cc que con el turbo alcanzaría los 300 CV. Una mecánica tetracilíndrica que tendría una ayuda suplementaria en la forma de dos motores eléctricos que sumaría otros 20-30 CV entre sí, y que actuarían directamente sobre el propio turbo y sobre la caja de cambios.
Esta configuración asegura unas prestaciones óptimas, con una curva de par muy plana y disponible desde cero revoluciones por minuto. Dada su complejidad técnica el conjunto propulsor tendría que ser controlado mediante un ordenador situado bajo el asiento. Y a todo ello hay que añadir el peso de la batería. Aunque esta última no tiene que ser de gran capacidad pues se recarga continuamente cuando activamos el freno motor (igual que en la Fórmula 1).
Tecnología de vanguardia a la que Suzuki añade una caja de cambios semiautomática secuencial operada desde botones en el manillar o mediante la palanca de cambios, al gusto del usuario.
Una motocicleta con semejante motor sería una seria competidora de la Kawasaki H2, pero su compleja tecnología pone en duda los costes de producción y su viabilidad comercial. Tal vez una máquina con motor de 500 CC turboalimentado con el rendimiento de una superdeportiva sería una elección más realista, pero la marca nipona es la que tiene la última palabra.
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