Las rebajas parecen haberse instalado en la Dirección General de Tráfico (DGT) que ayer lanzó una nueva propuesta: fijar en 90 kilómetros por hora el límite máximo de velocidad para las vías secundarias. Pere Navarro, su máximo responsable, anunció su intención de sugerir "a todos los sectores implicados" esta reducción en las carreteras convencionales -las que tienen un solo carril por sentido- de los 100 a los 90 kilómetros por hora, con independencia del ancho del arcén de la vía.
Sin embargo, el director del Servicio Catalán de Tráfico (SCT), Joan Aregio, expresó su malestar por este anuncio del que no tenía conocimiento previo, y lamentó que Navarro "parece que juegue con las velocidades como quien juega a la tómbola".
En cualquier caso, Navarro defendió esta iniciativa que incluso, según explicó, podría entrar en vigor antes de que acabe la legislatura y que, a su juicio, ayudará a reducir la siniestralidad en las carreteras secundarias, escenario de tres de cada cuatro accidentes con víctimas mortales. El año pasado fallecieron 1.730 personas en accidentes de tráfico y, de ellas, 1.331 perdieron la vida en una carretera con un solo carril por sentido de la circulación. Una estadística extrapolable a la red viaria vasca.
La idea, según Navarro, es hacer la norma "más sencilla y comprensible" para los conductores y armonizar los límites con la mayoría de los países europeos, que tienen fijada una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora en este tipo de carreteras. Tráfico pretende que el nuevo límite pueda aprobarse de forma idéntica a como se dio luz verde a la reducción de los 120 kilómetros por hora, con una reforma del Reglamento de Circulación.
En cuanto al coste de la medida, Navarro subrayó que no será necesario instalar nuevas señales -como sucedió con el 110- sino que bastará con retirar las de 100 kilómetros por hora existentes, ya que el nuevo límite genérico de todas las vías convencionales será de 90. "Así es mucho más fácil de entender para los conductores. Colocaremos grandes carteles al inicio de las carreteras secundarias advirtiendo del límite de 90, para que cada uno pueda poner el limitador de velocidad de su coche a ese límite estándar de 90 kilómetros por hora", indicó.
Pese a esta propuesta de reducción de la velocidad en las vías convencionales, Navarro descartó por ahora una vuelta a los 110 por hora en autopistas y autovías, y recordó que "el 110 fue una medida excepcional" basada en motivos de ahorro energético y no en un intento de reducir las cifras de siniestralidad. "El 120 es la velocidad que en toda Europa se considera el equilibrio entre unas buenas infraestructuras, unos coches seguros y las necesidades de la velocidad vial. Con 120 venimos consiguiendo unos buenos resultados y nos sentimos cómodos", dijo.
¿Y MEJORAS DEL TRAZADO?
Las primeras reacciones a esta propuesta no tardaron en llegar y, por ejemplo, desde la asociación de víctimas de accidentes de tráfico Stop Accidentes, su presidenta Ana Novella, aplaudió el nuevo planteamiento de la DGT. "La velocidad va unida a los accidentes", dijo Novella, quien aprovechó para reclamar una mayor vigilancia de las patrullas de tráfico en las carreteras convencionales, "que son de doble sentido, hay más intersecciones y son más peligrosas, en lugar de centrarse en las autovías y autopistas, que son de doble carril cuentan con medianeras de separación y hay más seguridad".
En esta línea se expresaba la presidenta de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme), Mar Cogollos, quien además de mostrar su satisfacción por la propuesta, pidió que se mejoren los trazados en estas vías. "Todas las medidas encaminadas a salvar vidas" son bien recibidas, subrayó, aunque destacó que en las carreteras convencionales "es necesario también invertir en seguridad a través de cuidar los trazados y de crear elementos de separación entre los carriles de doble sentido".
Por su parte, Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, manifestó que la pretensión de limitar la velocidad a 90 kilómetros por hora en toda la red secundaria de carreteras "es poco meditada" y "otro ingenio. Navarro trata de desviar la atención sobre el verdadero problema de la red secundaria, que es su mal estado, su pésima conservación en marcas viales, firmes y sistemas de contención", zanjó.