El “piloto automático” formará parte del equipamiento opcional del vehículo pero su plazo de comercialización podría prolongarse por espacio de 25 años. Esta espera puede tener más que ver con la falta de confianza de los conductores que con la evolución de la propia tecnología que avanza a paso de gigante.
En 2015 tenía el apoyo del 21% de los encuestados, frente al 35% que obtuvo en 2014, lo que significa un retroceso importante, mostrándose los españoles más reacios a ceder el control total del vehículo que los europeos.
El sesenta por ciento de los encuestados afirma preferir que el sistema de piloto automático sea desconectable, para poder elegir cuándo y dónde utilizarlo.
Por otra parte, el 37,4% de los españoles confían en que dentro de 25 años los coches y motos eléctricos serán los principales protagonistas, frente al 26% de los europeos.
Finalmente, la funcionalidad será la predominante en el vehículo del mañana, con una mayor sencillez operativa, sustitución de botones por pantallas controladas por voz y gestos, por lo que las expectativas de los usuarios no se limitan a la seguridad, sino también a la mejora de la interfaz hombre-máquina.