La historia de la motocicleta es tan apasionante como la propia historia del hombre. Resulta interesante dejar deslizar la mirada por las formas y diseños de las motos de hace un siglo. En 1928 ya se intuía cuál era la forma más aerodinámica para conducir una motocicleta deportiva, sin embargo aún no se entendía bien la ergonomía a la hora de pilotar.
Solo hay que ver la posición del piloto inclinado hacia delante, pero con los pies demasiado retrasados para poder “sacar rodilla”, o con las manos sujetando el manillar en vertical, lo que podía acabar rompiéndote las muñecas en un contramanillar.
Ahora, con las décadas de progreso intermedio, la BMW LandSpeeder se aprecia más como una escultura viva a la historia del motor sobre dos ruedas, que a una máquina de competición.
La idea para la recreación moderna del modelo LandSpeeder surgió hace un año, cuando un cliente pidió un modelo para una galería que estaría compuesta por 20 motocicletas personalizadas. La intención del cliente era contar al menos con cinco customizadores diferentes, uno de ellos era Max Hazan y el otro Revival Motorcycles.
A los miembros de Revival se les dio plena libertad creativa y de presupuesto - el sueño de un preparador -. Además la motocicleta no tenía que cumplir con los requisitos para circular por la calle. Con ello la libertad creativa era total…
Tras mucho cavilar, se decidieron por una máquina inspirada en la legendaria BMW Landspeeder Ernst Henne. Un modelo de competición inspirado en la BMW R37 de 1928, una de las motocicletas caza récords más exitosas de todos los tiempos.
A pesar de lo escultural de sus creaciones uno de los principios fundamentales Revival Cycles es que no construyen esculturas. "Construimos motocicletas que tratan de ser mejores que las originales: más ligeras, más rápidas, más fáciles de conducir y más bellas." Por ello hubo cierto revuelo dentro del equipo cuando Stulberg presentó el proyecto de diseño.
Al final han creado una moto de carreras “real” basada en la misma plataforma de diseño, pero ciertas capacidades modernas. Por ejemplo, es capaz de superar los 240 km/h, a pesar de contar con el motor original empleado en la de Henne, aunque eso sí, reconstruido. Cuenta con sistema de encendido por magneto con avance electrónico, ya que no necesita contar con batería, luces, ni alternador.
El chasis construido en láminas de acero, en lugar de tubos, también es una reminiscencia de aquella época. El resultado se puede apreciar en las imágenes.
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