La encuesta realizada sobre 1.006 motoristas también encontró un sorprendente resultado, el 63% de los moteros admite utilizar un casco que ha caído en alguna ocasión al suelo. Esto supone que el 63% de ellos presentan un mayor riesgo de sufrir daño cerebral en caso de accidente.
Según la aseguradora hay una regla de oro en el uso del casco, “si se te cae el casco, tíralo a la basura”. Los cascos son productos complejos y están diseñados para comportarse de cierta manera cuando son sometidos a una prueba de estrés, por lo que si el casco se ha caído al suelo, aunque sea desde muy poca altura, es posible que ya no superen la prueba para la que fueron fabricados.
De igual modo es aconsejable cambiar el casco cada cinco años. Como la mayoría de los productos manufacturados su vida útil es limitada y al pasar la barrera de los cinco años ya no protegen al 100 por 100. Solo en el Reino Unido existe más de un 40% de motoristas que utilizan cascos con más de cinco años.
Finalmente, es recomendable no comprar cascos negros o de tonalidades oscuras, en los momentos de baja visibilidad y por la noche lo ideal es contar con un casco en tonos “amarillos fosforescentes”. También es importante en caso de accidente, pues aumenta la visibilidad de la víctima a la hora de ser rescatada.
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