El texto configura un marco nacional para la enseñanza de la seguridad vial analizando el impacto y la proyección de dicha materia en la escuela. También marca las condiciones de acreditación, el sistema de reconocimiento de la adquisición de competencias viales, los aspectos básicos que deben reunir los centros y el profesorado implicado.
Se trata de una certificación estructurada en tres niveles, en función de la etapa escolar del alumno y que incluye una serie de incentivos, como la posibilidad de que los mayores de 16 años puedan acceder a la conducción tutelada acompañados de un adulto que cuente con la formación adecuada.
El objetivo es conseguir que a medio plazo los jóvenes cuenten adquieran competencias y estrategias para afrontar con mayor seguridad las situaciones que se derivan de la circulación en todos los ámbitos.