Los trece presuntos ladrones (con antecedentes penales) procedían posteriormente a desmontarlas para venderlas por piezas en países como China, Marruecos y Argelia. Para ello utilizaban como intermediarios a empresas internacionales de transporte.

Todos los miembros de la banda han sido detenidos en dos operaciones llevadas a cabo en febrero y mayo, recuperándose 16 motos robadas, cuatro motores, cinco furgonetas y dos turismos que eran utilizados como coches lanzadera para advertir de la presencia policial.

El modus operandi se basaba en la utilización de dispositivos GPS que instalaban en las motos que pretendían robar para comprobar las áreas habituales de estacionamiento. Normalmente se introducían en el garaje de la víctima estudiando previamente las medidas de seguridad y consiguiendo llaves falsas. Una vez dentro subían las motos a una furgoneta.

Cada miembro de la banda de nacionalidad argelina y con edades comprendidas entre los 22 y los 37 años tenía una tarea encomendada. Las motos robadas recibían documentaciones falsas y en ocasiones eran vendidas por importes entre los 10.000 y los 20.000 euros.

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