Al igual que el resto de elementos de la vía, el correcto funcionamiento de los sistemas de contención por doble bionda está sujeto a un adecuado mantenimiento tanto en lo que respecta a la propia barrera como a su instalación.
En el último informe sobre “Necesidades de Inversión en Conservación”, desarrollado por la Asociación Española de la Carretera (AEC), revela que el 30% de las barreras de seguridad están en mal estado o incorrectamente dispuestas.
En la auditoria de la AEC se constata que los principales defectos se circunscriben a oxidación (5% de los casos) y deformación (3,5%) debido a barras que han sufrido un impacto y no han sido substituidas, uniones no aptas por tornillos que faltan o no han sido bien ajustados, tramos con alineación incorrecta presentando ondulaciones en el borde superior y extremos no enterrados.
Este último punto es especialmente peligros por lo que respecta a los motoristas en caso de impacto. Un 19% del conjunto de guardarraíles de la Red del Estado y la Red Autonómica, no tiene los extremos enterrados.
En este mismo sentido, las terminaciones en “cola de pez” (9% de los casos), son un tratamiento actualmente en desuso y no recomendado por la normativa técnica en vigor debido al riesgo de empotramiento.
Todo ello denota una acuciante falta de inversión en conservación de barreras de seguridad y en la implementación de Sistemas de Protección para Motoristas. Las barreras de seguridad con SPM han superado ensayos de choque a escala real con maniquíes que simulan el cuerpo de un motociclista.
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