Según estudios realizados en Alemania y recogidos por la Fundación del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), el calor provoca una disminución del 10% en la atención del conductor, afectando tanto a la asimilación de la información como a la agudeza visual.
La alta temperatura no solo es perniciosa para la rápida gestión de información, sino que también afecta al estado psicofísico del conductor, provocando fatiga e incrementando el tiempo de reacción.
A altas temperaturas el motorista puede sufrir cansancio, somnolencia, irritación, calambres en las piernas y problemas de traspiración de la piel. Especialmente si el equipo de protección del motorista no está ideado para las altas temperaturas típicas del verano. Con temperaturas superiores a los 35 grados centígrados el conductor puede experimentar muchos de los síntomas de una persona que haya ingerido alcohol y alcance los 0,5 gr/l en sangre.
Para evitar incrementar estos síntomas es fundamental contar con la ropa técnica adecuada y adaptada a la época estival, descansar frecuentemente cada 200 km o 2 horas de trayecto, y conducir en los periodos del día con menor irradiación solar. Además, es conveniente estar correctamente hidratado, refrescarse la cabeza con agua y evitar en lo posible el consumo de bebidas alcohólicas.
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