En Reino Unido mueren de forma prematura 25.000 personas al año debido a la contaminación en las ciudades. Un hecho que es mucho más permanente y pernicioso para la salud pública y el medio ambiente que el aporte para la seguridad vial de los badenes.
Estos artilugios evitan que los conductores puedan mantener velocidad constante, obligando a constantes frenazos y aceleraciones, que también provocan la emisión de partículas de freno al aire. Por no hablar del desgaste para los sistemas de suspensión del vehículo, neumáticos y elementos de la dirección.
En una calle del norte de Londres con badenes convencionales y límite 20 millas a la hora (32 km/h), un coche de gasolina emite un 60% más de óxidos de nitrógeno, 60% más de CO2 y un 47% más de partículas, que una calle similar sin badenes. Los datos quedan ahí.
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