El peligro de enviar mensajes de texto mientras se conduce ya ha sido bien determinado, porque el centro motriz de nuestro cerebro no puede gestionar adecuadamente dos acciones tan diferentes como conducir y escribir texto como explicábamos en el texting bloquea nuestro “sexto sentido”.
Pero la utilización de teléfonos con manos libres tampoco se libra. Según el estudio de seguridad vial realizado por QUT, la distracción mental es de calibre semejante a utilizar el teléfono directamente. La capacidad de procesamiento de información de nuestro cerebro es limitada, y en caso de utilizar el teléfono, tiene que dividirse entre la exploración visual y la conversación.
El estudio de Dr. Shimul (Md Mazharul) Haque utilizó el simulador de conducción del Centro de Investigación de Accidentes y Seguridad Vial de Queensland (CARRS-Q) para medir los efectos del uso de un teléfono móvil sobre el tiempo de reacción y el rendimiento en la conducción.
Para ello utilizaron simuladores virtuales en los que un peatón aparecía desde la visión periférica y cruzaba por un paso de cebra. De este modo se comprobaba el tiempo de respuesta del conductor cuando realizaba otras acciones como contestar al teléfono con y sin manos libres.
Los resultados son palpables, el tiempo de reacción se incrementaba en un 40% con respecto a los conductores que no utilizan los teléfonos en absoluto. Esto puede suponer recorrer 11 metros más antes de frenar, si el conductor circula a 40 km/h. Una distancia que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte para un peatón, un ciclista o un motorista.
Fuente