Trump contra el mundo
La razón tras la propuesta de aumentar el impuesto a la importación de motocicletas, proviene de la prohibición de importar carne de res estadounidense y otros productos cárnicos de animales que han sido dopados con hormonas del crecimiento. Durante 30 años, los Estados Unidos han luchado con la UE para lograr colocar sus productos cárnicos en las estanterías de nuestros supermercados.
Los EE UU son uno de los mayores exportadores cárnicos del mundo, pero gran parte de su industria se basa en ganado tratado con hormonas del crecimiento de diversos tipos. La UE tiene prohibido el uso de dichas sustancias por una razón de salud pública.
De este modo la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR) propone aquí, añadir un arancel a la importación de motocicletas de entre 51 y 500 centímetros cúbicos procedentes de la Unión Europea.
Un impuesto similar ya se impuso a las motocicletas procedentes de Japón, aunque la escusa fue distinta, los fabricantes japoneses son muy agresivos en su política de venta en los EE UU mientrsa que las ventas de motos americanas en Japón no pasa de ser meramente testimonial.
Por otra parte, Trump amenazó de forma directa a BMW con un arancel del 35% si la empresa germana fabrica sus modelos de turismo en México.
La Industria Europea de la Motocicleta en guardia
La Asociación Europea de Fabricantes de Motos (ACEM) no ha tardado en manifestar su disconformidad con un nuevo impuesto a la importación de motocicletas en EE UU.
El secretario general de ACEM, Antonio Perlot comentó para FEMA que "La inclusión de las motocicletas en una lista de productos sujetos tasas impositivas más elevadas repercutirá negativamente en la producción de motocicletas hasta 500 cc realizadas en Europa. Tal medida no sólo afectaría negativamente a la industria europea, también al consumidor estadounidense, económicamente y en términos de elección. No hay ninguna justificación para tal medida – el sector de la motocicleta no puede verse arrastrado por disputas sobre los productos alimenticios. ACEM, como representante de los fabricantes de motocicletas en Europa, es evidente que seguirá este problema de cerca".
Los Motoristas Americanos en contra
La American Motorcyclis Association (AMA) ha manifestado su disconformidad con una medida que les perjudica. Las disputas comerciales en materia agrícola no deben ser resueltas saltándose los límites de dicha industria. A diferencia de Trump, Wayne Allard, vicepresidente de relaciones gubernamentales de la AMA, manifiesta que “No hay un vínculo lógico entre las motocicletas y la carne (de vaca)”.
El representante de AMA continúa indicando que si el Gobierno de los EE UU promulga este nuevo arancel para las motocicletas importadas, se dañará gravemente y posiblemente de manera irreversible a los dueños de pequeñas y medianas empresas estadounidenses que venden los vehículos y a las familias estadounidenses que compran estas motocicletas. No solo los concesionarios, también los que venden accesorios y equipos de postventa, talleres, y un largo etcétera se verán perjudicados.
La Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos ya intentó la misma táctica en 2008, pero el intento fue frustrado cuando la AMA, junto con el Consejo de la Industria de la Motocicleta y los fabricantes así como los minoristas se reunieron en bloque contra el plan.
La Federación de Asociaciones de Motoristas Europeos (FEMA) apela a la negociación
Desde FEMA se muestran muy preocupados por el arancel propuesto, y tampoco ven relación entre la comercialización de carne de vaca americana tratada con hormonas y la industria de la moto europea. No hay ninguna razón por la que la industria europea y los motoristas estadounidenses deban sufrir en sus carnes los problemas del vacuno sobrehormonado.
FEMA se manifestará por escrito, enviando un comunicado al Representate de Comercio de los Estados Unidos en la que manifestarán su oposición a tales planes.
El Secretario General de FEMA, Dolf Willigers finaliza: "Nos oponemos firmemente a estos aranceles por varias razones. Primero en solidaridad con nuestros compatriotas norteamericanos, que no podrán comprar ni montar motocicletas europeas pequeñas y medianas. Se utilizan para desplazamientos y para practicar deportes, ya que muchos de ellos son off-road y modelos de trial. En segundo lugar, esto afecta a los fabricantes y proveedores europeos de motocicletas, a sus trabajadores ya las familias de los trabajadores. Algunos fabricantes más pequeños dependen en gran medida de la exportación de sus productos a los Estados Unidos y están directamente amenazados. Las personas podrían perder sus empleos y las familias podrían perder sus ingresos.
Esto también significará que los moteros europeos tendrán limitadas sus posibilidades de elegir una motocicleta ligera o de gama media. Lo que más me preocupa es que una posible respuesta de la Unión Europea sea realizar contramedidas como la subida de aranceles recíprocas a motocicletas estadounidenses. En 2015 Harley-Davidson solo vendió 37.000 motocicletas en Europa. Si la Unión Europea decide aplicar un arancel elevado a las motocicletas estadounidenses, nadie puede permitirse el lujo de adquirir una. Eso tendrá un impacto en el estilo de vida de muchos moteros. Esto también tendrá un enorme impacto en el medio de vida de muchos empresarios y trabajadores europeos y sus familias. Este tipo de conflicto debe resolverse mediante negociaciones y más negaciones, no iniciando una guerra comercial a costa de los motociclistas y los trabajadores de la industria de la motocicleta".
Fuente: FEMA