Los accidentes leves de tráfico, también denominados “golpes de chapa”, son accidentes que ocurren habitualmente en entornos urbanos a baja velocidad por lo que solo se reclaman daños materiales. En 2016 se ha observado un incremento del 2,8% hasta los 1,85 millones, según informa la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA).
Esto es, 64.300 golpes más que en 2015. Los accidentes leves se reparten de manera desigual entre las diferentes comunidades. Tan solo Cantabria se salva de incremento, pero en la Comunidad de Madrid el aumento sube hasta el 6,2% y en las Islas Baleares se dispara un 9,1%.
Comunidad Valenciana y Aragón les siguen con un incremento del 4,7%, y en 2016 no hay ninguna región en la que se haya constatado descenso de la siniestralidad. Aunque existe la excepción de Cantabria, en la que no hay un incremento digno de mención, a pesar de lo cual, es una de las comunidades con mayor índice de siniestralidad con sus 4.922 accidentes por cada 100.000 habitantes. Solo le supera Melilla (5.418) y Baleares (5.078).
Los lugares con menor accidentalidad en relación a la densidad de población son Aragón (3.061), Ceuta (3.129), Castilla-La Mancha (3.416) y el País Vasco (3.485).
Los accidentes leves se suelen concentrar en periodos con buen tiempo y mucho ajetreo como el mes de junio, mientras que en periodos vacacionales (agosto, época navideña…) el número de siniestros suele descender a la par que intensidad de los desplazamientos en los principales centros urbanos.
En este sentido los lunes y los viernes son los días de la semana en la que ocurren más colisiones urbanas entre vehículos.
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