La exitosa fórmula podría repetirse en otras calles de Barcelona en las que el Ayuntamiento implementará acciones similares para evitar el aparcamiento masivo de motocicletas sobre las aceras.
La concejal de Movilidad municipal, Mercedes Vidal, ha indicado que es “obligado optimizar el reparto” de espacio, siendo preferible una moto a un coche aparcado, tanto por el espacio que ocupa como porque pueden aparcar en áreas de visibilidad reducida. En los espacios más concurridos, baraja la posibilidad de crear nuevas plazas de aparcamiento en el subsuelo.
Sin embargo, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) presiona para que no se otorgue un “trato privilegiado” a las motos y que los fondos se destinen al transporte público.
Barcelona dispone actualmente de 67.847 plazas de aparcamiento para motos, de las cuales 62.767 son en la calzada y el resto en la acera, según los datos de 2016 facilitados por el Ayuntamiento. Unas plazas que suenan insuficientes para un parque móvil compuesto por 270.000 vehículos de dos ruedas (214.837 motocicletas y 58.881 ciclomotores).
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