A pesar de que una ordenanza municipal del año 2010 permite a los madrileños aparcar en las aceras que cumplan con los requisitos establecidos (más de 3 metros de anchura), Carmena ha convertido a la Gran Vía en una excepción a la norma y lo ha indicado con una señal de tráfico “inventada” que no consta en el Reglamento General de Circulación.
Las señales de prohibido aparcar en las aceras se instalaron sin avisar en diciembre de 2016, justo antes de iniciarse el periodo navideño y supuso un gran número de multas de 90 €.
En cualquier caso, el Consistorio se ha comprometido a incrementar el número de plazas de aparcamiento para motos en el resto de calles de la ciudad.
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