Ayudan a mantener la estabilidad de una moto, a hacer más eficaz una frenada, a contrarrestar un golpe o una caída, a ver y ser visto mejor. Los sistemas de seguridad activa y pasiva en la moto están cada vez más presentes y contribuyen a disminuir la siniestralidad de uno de los colectivos más vulnerables.
La tecnología revoluciona el mundo. Y puede contribuir decisivamente a aumentar la seguridad en un vehículo. La industria del automóvil ha ido incorporando elementos que han reducido de forma significativa su siniestralidad, (cinturón de seguridad, airbag, ABS, ESC entre otros muchos…). Sin embargo, su aplicación en el mundo de la motocicleta ha sido más tardía.
Según Javier Páez, responsable de la Unidad de Accidentología del INSIA (Instituto Universitario de Investigación del Automóvil), “si la pasada década se centró en la investigación del automóvil, la actual, hasta 2020, se centrará en la moto. Y los sistemas de seguridad inteligente van a tener un papel esencial”.
En el mercado hay ya elementos de seguridad que conviene conocer para tener en cuenta a la hora de adquirir una moto y utilizarlos adecuadamente. En este reportaje, haremos un breve repaso de lo que se está investigando y lo que ya está ahí.
En materia de seguridad activa, es decir, la que ayuda a evitar un accidente, las motos comenzaron hace dos décadas a incorporar elementos para mejorar la frenada, una de las acciones más comprometidas en la conducción de estos vehículos. Poco a poco, se han ido implantando mejoras en materia de iluminación, amortiguación, estabilidad, sistema de cambios, neumáticos… Y se prueban ya novedosos sistemas basados en la comunicación entre vehículos y con las infraestructuras para advertir sobre situaciones peligrosas: tráfico transversal, climatología adversa, cambios semafóricos, obstáculos en la calzada, adelantamientos…
Según el director de contenidos de la revista Solomoto, Antonio Regidor, la revolución electrónica en la motocicleta ha comenzado hace apenas dos años y hay sistemas que aportan mucho a la seguridad: “El ABS, por ejemplo, debería ser obligatorio. Es útil incluso en ciudad, donde es más fácil encontrarse con una mancha de aceite, una balsa de agua, un bache… El control de tracción es también muy útil para evitar patinajes”. La UE trabaja para que las motos salgan de fábrica con ABS a partir de 2017. El Parlamento Europeo propone que se incluya incluso en las motocicletas más pequeñas.
En materia de seguridad pasiva, la que nos proporcionan los elementos que nos protegen en caso de accidente, el casco, obviamente, es el más esencial. La cabeza sufre traumatismos en el 50% de los accidentes. Según un estudio de la Nacional Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), un casco adecuado puede reducir estas lesiones en un 69% y la mortalidad en un 42%. Y el casco integral, es el que proporciona una mayor protección.
Hay otros elementos como la ropa cuyo diseño y material se ha ido perfeccionando para conseguir prendas cómodas, ligeras y seguras, que protegen de la abrasión en caso de caída o que incorporan protectores que pueden amortiguar un golpe. También es importante la incorporación en el mundo de la moto del airbag. En 2006 Honda puso en el mercado la primera motocicleta con airbag, la Goldwing, de gran cilindrada, que protege al conductor en choques frontales.
Para los muchos casos en los que el conductor sale despedido, las cazadoras, chalecos y el casco con airbag protegen en la caída.
El casco con airbag, por ejemplo, puede proteger la columna vertebral cervical al reducir hasta en un 32% el ángulo de flexión de la nuca, según el estudio “Sistemas de protección con airbag para motoristas” realizado por el RACE. Y las chaquetas con airbag pueden aminorar la deformación torácica en un 25%. Según este estudio, el airbag en los sistemas de protección pasiva puede reducir hasta un 80% la gravedad de las lesiones de los motoristas en caso de accidente.
El responsable de seguridad vial en la Mutua Motera, Juan Carlos Toribio, asegura que “en general, en las motos se piensa más en el diseño. Las normas marcan unos mínimos y en la sociedad no hay demanda para que se prime la seguridad”.
Según Toribio, en seguridad activa se ha avanzado mucho pero falta incorporarlo a las motocicletas de menor cilindrada y se necesita más investigación en seguridad pasiva, “sobre todo en cuanto a diseño de la moto”. También es necesario que los motoristas conozcan qué prendas están realmente homologadas, asegura.
El director de contenidos de la revista especializada Solo-Moto, Antonio Regidor, propone “hacer una investigación profunda sobre un posible equipo de protección de uso urbano y una regulación específica. Pedir al motorista que lleve un equipo básico de guantes y chaqueta, por ejemplo, pero ofreciéndole prendas más ligeras y a precios asequibles”.
Respecto a la seguridad activa, Juan Carlos Toribio, de la Mutua Motera, cree que “en materia de iluminación, existen puntos ciegos en la luz de cruce que se deberían eliminar. Y los retrovisores también son manifiestamente mejorables”.
Según el secretario general de ANESDOR, la Asociación Nacional de Fabricantes de Motos, José Maria Riaño, esta industria “dedica muchos recursos y esfuerzos a los avances en materia de seguridad vial”. Un factor que juega en contra, asegura, “es la actual situación económica donde los compradores pueden verse tentados de ahorrar en este aspecto. En cualquier caso, esta nunca será nuestra recomendación”.
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