Siete de cada diez siniestros solo ha tenido al motorista como único implicado y en seis de cada diez casos el motorista conducía una motocicleta de grandes prestaciones.
En dichos casos la velocidad y el estado del conductor son determinantes. Esto ha llevado a la Consejería de Interior a proponer más formación, campañas informativas sobre el riesgo de las motos de gran potencia y controles de alcoholemia más exhaustivos.
Para tratar de atajar el problema se ha creado la Mesa de Trabajo sobre la moto donde se reúnen autoridades y representantes de los sectores implicados. En ella se tratará el tema de limitar la potencia en motos que pueden superar con holgura los 200 km/h.
También se abordará la formación, en especial la de los conductores con permiso tipo B, que se adentran en el mundo de las dos ruedas. Barcelona es una de las ciudades con mayor proporción de motos en el tráfico urbano, pero no cuentan con las mismas habilidades quienes han superado los exámenes para el carné A1, A2 o A, que quién solo ha obtenido el carné B. En este sentido, la creación de cursos voluntarios de perfeccionamiento podría ser una idea bien recibida.
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