En su última etapa ha llegado hasta los Estados Unidos precedente de Australia. Alicia y su montura viajaron en un avión hasta Los Ángeles (California). Su objetivo está cada vez más cerca: ser la primera española en dar la vuelta al mundo en moto y de paso desmontar estereotipos sobre el denominado ¿sexo débil?

Como si fuera "Alicia en el país de las maravillas", nuestra Alicia voló 14 horas adelantándose en el tiempo, ya que volaba al revés que el movimiento de la Tierra. Cuando finalmente aterrizó en el aeropuerto de los Ángeles, se dirigió a las oficinas de aduanas, con un jet-lag gigantesco y la esperanza de recuperar su montura. Tan solo una malvada reina cabezuda, perdón, jefa de adunas oronda, la separaba de su objetivo: "Tragé saliva y recé por que no me atendiera un hombre...Nada más lejos de mis deseos, se acercaba una mujer, negra, grande y con pinta de mala leche hacia ella. Volví a tragar saliva...", finalmente todo salió bien y le sellaron la entrada de la motocicleta y en menos de una hora ya tenía su moto fuera de la caja de transporte y con todo montado para comenzar su prometedor periplo americano. Como no podía ser menos, lo primero que hizo fue visitar Hollywood Boulevar con el paseo de estrellas y su famoso monte con grandes letras al fondo.

Desde que saliera de España el pasado mes de septiembre como integrante de la REO ha pasado por un gran número de países fuera de Europa como Egipto, Sudán, Etiopía, Kenia, India y Australia, marcando en este último los primero 20.000 km de "Descubierta", como llama a su BMW.

Alicia Sornosa, madrileña de 38 años, es periodista y motorista: “Estoy contenta de haber llegado hasta aquí, además el trámite con las aduanas no ha sido muy complicado, no más que montar la moto. Nada más llegar ya he notado el carácter curioso y afable de los americanos, así como la cantidad de culturas que se mezclan en esta inmensa ciudad, la segunda más grande del país por detrás de Nueva York”.

Alicia es una mujer sencilla de gustos normales: "Me crié en una familia con cinco hermanos y rodeada de perros, siempre en mi casa ha habido jaleo, siempre gente, somos una gran familia, primos, tíos, abuelos…ahora nietos y sobrinos y más perros. Me encanta cocinar, pero no para mi sola, para los demás, sentarlos alrededor de una mesa con el mismo aroma. Y este viaje me está dando esos respiros frente a los alimentos frescos, dispuestos por colores para ser cortados y cocinados. Ahí vuelvo a ser yo misma, pero sin nudo ni lágrimas, relajada, contenta. Me sienta bien. Y a los demás también, comer juntos une, cocinar para alguien es la mejor manera de darle las gracias, de pedir perdón, de agasajar…así alimento mi alma, cocinando, contando colores, escribiendo para mí que somos todos."

Pero cuando se sube a la moto...

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