El juez Maurizio Atzori, del tribunal civil de Bolonia, ha decretado la mencionada quiebra ante la deuda acumulada por la marca (diez millones de euros), la falta de un plan económico viable de la compañía para afrontarla, y el rechazo de los sindicatos al plan de viabilidad presentado, entre otras razones.
Ya en octubre pasado, la marca entró en procedimiento concursal, según la normativa vigente en Italia, a la espera de posibles planes de viabilidad. El único presentado procedía de Nueva Garelli, sociedad cuyo accionista mayoritario es Paolo Berlusconi, hermano del actual Primer Ministro del país. Presentó una oferta por valor de 2,8 millones de euros por Moto Morini, comprometiéndose a un plan trienal 2011-2013 para lograr la viabilidad de la compañía; básicamente consistía en mantener los actuales proyectos de Moto Morini, y el desarrollo de una gama de scooters Garelli (desde 50 hasta 300 cc.) proyectados, desarrollados y ensamblados en la factoría que Moto Morini tiene en Casalecchio di Reno (Bolonia). Sin embargo, los sindicatos han rechazado el plan por considerar que supondría la deslocalización de la factoría.
La negativa ha implicado la falta de viabilidad de la marca. Según el fallo del juez, las posibilidades para la marca son tres: la determinación de un plazo a la espera de un comprador (posibilidad más improbable); una vez transcurrido dicho plazo, la venta de la compañía bajo supervisión judicial mediante subasta pública, o la venta bajo procedimiento judicial de los bienes para pagar a los acreedores.
La trayectoria de Moto Morini está siendo azarosa e incierta desde hace treinta años: en 1987, Gabriella Morini cedió la marca a Claudio Castiglioni (máximo responsable del entonces existente Grupo Cagiva); éste, en 1996, la cedió al grupo inversor estadounidense Texas Pacific Group. En 1999 la adquirieron la familia inversora Berti y Maurizio Morini, nieto del fundador de la marca (Alfonso Morini), y presidente de Franco Morini Motori, actuales propietarios de la marca.