Un equipo de investigadores de la Universidad George Mason (Estados Unidos), entre los que se encuentra funcionarios del Departamento de Transporte y la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico (NHTSA), equivalente a nuestra DGT, han establecido las reglas para los experimentos de análisis de la mente del conductor en tramos rectos y aburridos.
A los voluntarios se les conectaba un sistema de monitoreo electrofisiológico para detectar cambios en la actividad eléctrica en el cerebro. Dado el peligro del ensayo si se realiza sobre conductores en condiciones reales de tráfico, se prefirió recurrir a un simulador de conducción.
Cada voluntario completó dos pruebas de 20 minutos en los que conducían sobre un tramo recto y monótono a una velocidad constante. Entre los dos test de 20 minutos se les realizó un examen que replicaba el esfuerzo habitual de un día de trabajo.
Durante la conducción los sujetos oían a veces un sonido de alerta y eran preguntados si su mente había estado atenta a la carretera. Si respondían negativamente se les preguntaba si eran conscientes de que su mente había estado distraída.
Los resultados concluyen que casi el 70% del tiempo la mente permanece ociosa y alejada de la atención necesaria para la conducción segura. Las distracciones en la conducción se producían especialmente durante los segundos viajes, cuando la mente se encontraba más cansad por el día de trabajo.
Los investigadores concluyen que la mente ociosa o falta de atención es más típica de los cerebros cansados. Es decir, que podría tratarse de una estrategia fisiológica para restablecer las condiciones óptimas del cerebro. El problema surge cuando la conducción exige plena atención por parte del usuario del vehículo, de ahí que se busquen formas de alertar a la mente para que se active cuando realmente resulta necesaria su intervención.
Fuente