En su opinión, «no parece razonable» que en las carreteras
secundarias, las más peligrosa, se pueda circular hasta a 100 kilómetros por
hora mientras que en una autovía o autopista, que cuentan con más medidas de
seguridad, el límite sea de sólo 120.
Este razonamiento, que según el ministro cuenta con
«bastante consenso social», puede llevar a tres opciones: elevar el límite a
130 km/h en vías rápidas, bajar el de las convencionales (con doble sentido de
circulación) desde 100 hasta 90 km/h, o hacer ambas cosas.
Otras posibilidades quedan descartadas. Indiscutiblemente,
subir la velocidad en las carreteras secundarias. Tampoco parece que no se vaya
a hacer nada pues las declaraciones no son las primeras en este sentido.
El propio ministro ya señaló a finales de marzo que estaba
completamente de acuerdo con subir a 130 km/h en vías rápidas (Igual que en
Francia o Italia). Es «una velocidad confortable que no afectaría a la
siniestralidad» ya que, con datos de 2011, el 83% de las víctimas mortales se
registraron en las vías secundarias. No obstante, el ministro señaló también
entonces que antes habría que estudiar «el impacto medioambiental» de la
iniciativa.
Luego, a principios de esta semana, la directora de Tráfico,
María Seguí, admitía que la iniciativa permanecía viva.
No obstante, Fernández insistió en que todo sigue en estudio
y reconoció que «hay un debate social al respecto», ya que mientras la
«mayoría» de las asociaciones de conductores parecen ser proclives, las de
víctimas de tráfico se oponen a hacerlo y así se han manifestado
tradicionalmente.
Una de las últimas iniciativas que quiso llevar a la
práctica el anterior director de la DGT, Pere Navarro, fue bajar a 90 km/h el
límite de las carreteras de doble sentido. Que se acelerara el final de la
legislatura lo dejó sin tiempo para ello.
Hasta que el PP llegó
al Gobierno, su discurso se había venido basando en el concepto de
"velocidad variable", es decir, mofidicable (hacia arriba o abajo) en
función de elementos como la climatología, el trazado o el estado de las vías.
Ahora el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha
asegurado este lunes que tienen "bastante claro" que van a reducir la
velocidad en las carreteras convencionales de 100 kilómetros por hora a 90,
porque son las que registran más siniestralidad.
En declaraciones a la
prensa tras participar en el Barcelona Tribuna, foro promovido por la Sociedad
Económica Barcelonesa de Amigos del País, la Asociación Española de Directivos
(AED) y La Vanguardia, ha explicado que están "bastante convencidos"
de reducir este límite para mejorar en seguridad vial, aunque ha indicado que
lo implementarán en el momento adecuado.
Sobre la posibilidad
de aumentar el límite máximo de las autopistas y autovías a 130 km/h, el
ministro del Interior ha asegurado en este foro que lo están estudiando, aunque
todavía "no hay una decisión tomada".
"Hay un consenso social de que el
diferencial entre las autopistas y autovías y las carreteras convencionales de
20 km/h no es razonable", ha reflexionado Fernández, para quien hay tres
opciones de cambiarlo: subiendo la velocidad de autopistas y autovías, bajando
la de las carreteras secundarias o un sistema mixto.
Por el momento, ha
indicado que le parece "bastante razonable" que se reduzca la
velocidad en las carreteras convencionales, donde hay un índice de siniestralidad
superior con consecuencia de lesiones y muertes.
En una entrevista de TV3 recogida por Europa Press, el ministro ha asegurado este martes que quieren aprobar el nuevo reglamento de circulación de vehículos a motor "en el segundo semestre del año", que contemplará que en las carreteras secundarias el límite máximo pase de 100 km/h a 90. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha asegurado que se prevé instalar paneles de velocidad variable en todas las autopistas y autovías españolas que fijen el límite de velocidad máxima en función de la meteorología y otras condiciones de la vía.