La Asociación Española de la Carretera
(AEC), con la participación de un grupo de expertos del sector viario, elaboró
y remitió a la Comisión de Seguridad Vial del Congreso en 2007 un informe en el
que proponía la revisión de los límites de velocidad en función no sólo del
tipo de vía sino también de la siniestralidad real de la misma, las condiciones
meteorológicas o la luminosidad que en cada momento presenten las carreteras.
La AEC se
adelantaba así en un lustro a lo anunciado ayer martes por el Ministro del
Interior, Jorge Fernández Díaz. Tras asegurar que el Gobierno va a reducir la velocidad en las
carreteras convencionales de 100 a 90 kilómetros por hora, Fernández Díaz
avanzó una reforma del
Reglamento General de Circulación, para antes de 2013, en la que se establecerá
la velocidad
variable en autopistas y autovías en función de
criterios tales como la climatología, el grado de iluminación de la vía, el
estado del firme o la densidad del tráfico.
Hasta
ahora, la señalización de la velocidad en nuestro país ha pasado por el
establecimiento de unos límites genéricos fijos (asociados principalmente al
tipo de carretera: autovía, nacional, convencional, etc), y otros específicos
(asociados a curvas, intersecciones, etc.) fijados mediante señalización
vertical fija. Sin embargo, estos límites no siempre son coherentes con la
realidad de las carreteras.
En este sentido, el informe de la AEC (ver
documento adjunto) aboga por asociar la velocidad a los registros reales de
siniestralidad. Es decir, los tramos con una alta accidentalidad se verían
‘penalizados’ con una velocidad genérica reducida en función del tipo de vía.
También las condiciones meteorológicas
adversas o la escasa luminosidad llevarían a establecer reducciones
adicionales.
En todos los casos, según el informe, los
límites propuestos deberán ser revisados con una periodicidad no superior a dos
años, de manera que ciertos tramos puedan experimentar descensos o aumentos en
función de que se reduzcan o no los accidentes.
Con todo ello se pretende conseguir, por un
lado, que los conductores se familiaricen con un tipo de información cambiante,
y por otro, recuperar la credibilidad de la señalización.
En la elaboración del estudio, además de la
Asociación Española de la Carretera, participaron Arancha Pato y Máximo Sant, entonces
representantes de la editorial Motorpress Ibérica; Ricardo Chicharro como
experto en el segmento del automóvil; Alfredo García, Catedrático de la
Universidad de Valencia; y Sandro Rocci, Catedrático de la Universidad
Politécnica de Madrid.
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