También baraja la opción de tasa de alcohol cero al volante y la obligatoriedad de que los ciclistas siempre lleven el casco puesto y no puedan circular por aceras.
Jorge Fernández Díaz, el ministro del Interior, ha anunciado que su departamento está preparando un Nuevo Reglamento General de Circulación en el que habrá diversos cambios, tanto en materia de velocidad, como de circulación para los ciclistas o incluso de tasa de alcohol cero. Se quiere que el nuevo reglamento esté aprobado a finales de año.
El ministro ha adelantado que su departamento tiene ya «muy avanzada» la decisión de reducir los límites máximos de velocidad de las carreteras secundarias, las más peligrosas y que son el escenario del 75% de los accidentes mortales.
«Los límites de velocidad se tienen que adaptar a las circunstancias y a las vías por las que se está circulando y por eso tenemos asumido, todavía no decidido, aunque sí muy avanzada la decisión, de limitar la velocidad máxima de circulación de las carreteras secundarias», ha asegurado en una entrevista con Efe.
Además de reducir el límite de velocidad de 100 kilómetros por hora a 90 en las carreteras convencionales, la Dirección General de Tráfico (DGT) se plantea también de forma paralela incrementarlos en autopistas y autovías, pero solo en determinados tramos en los que la seguridad no quede comprometida.
«Hay un cierto consenso en que el diferencial de velocidad máxima que existe entre unas vías y otras, de solo 20 kilómetros por hora, no parece razonable porque es evidente que tienen circunstancias distintas y que acumulan un número muy diferente de siniestralidad», subraya.
En este sentido, según un estudio realizado por la Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial), el 59% de los conductores encuestados es partidario de que se aumente de 120 a 130 kilómetros/hora el límite de velocidad en autopistas y autovías y un 53 % respalda que se reduzca a 90 la velocidad en las vías convencionales.
De este estudio, basado en una encuesta telefónica a 545 conductores, se desprende además que el 60% considera que la medida de limitar la velocidad en carreteras convencionales a 90 km/h, tal y como estudia la Dirección General de Tráfico (DGT), contribuiría a reducir los accidentes.
Esta medida, bastante lógica por otra parte, nos acercaría a nuestros países más próximos, y sobre todo a Francia, que tiene un límite genérico en autopista de 130 km/h, mientras que en carreteras no desdobladas es de 90 km/h. Ojo, en Francia, en caso de lluvia, los 130 km/h de las autopistas se reducen a 110 y lo mismo en las carreteras normales, donde se pasa de 90 a 80 km/h en estas circunstancias.
La segunda de las grandes medidas que contemplará el próximo Reglamento General de Circulación, que el Gobierno espera tener listo antes de que acabe el año, será una nueva regulación sobre el uso de las bicicletas. La DGT estudia la posibilidad de imponer el uso obligatorio del casco tanto en carretera como en vía urbana, y prohibir la circulación de las bicicletas por las aceras.
El uso obligatorio del casco, aún no decidido, podría implantarse en primer lugar solo para los menores de edad, por ser un colectivo más vulnerable de cara a los accidentes. Y con ello se evitaría el rechazo que entre los ciclistas más experimentados se ha planteado sobre el uso del casco en toda circunstancia.
Otro aspecto muy llamativo en esta nueva reglamentación que se prepara es la de Tolerancia Cero con el consumo de alcohol que será, según el ministro del Interior, otra de las posibles apuestas en materia de seguridad vial, de modo que en el futuro la única tasa permitida sea la de 0,0, y no se pueda conducir con una sola gota de alcohol. «Se trata de una decisión que todavía no hemos tomado pero que estamos estudiando. La decisión se tomará en el marco de ese Reglamento de Circulación», ha dicho el ministro del Interior.
Por otra parte, y también relacionado con la seguridad vial en nuestras carreteras, la directora general de Tráfico, María Seguí, ha anunciado que se van a cambiar de posición algunos de los radares utilizados actualmente en las carreteras para situarlos en lugares más peligrosos.
La Dirección General de Tráfico (DGT) no prevé incrementar el número de radares que prestan servicio en la actualidad, unos 750 entre fijos y móviles, pero sí hacer un uso más «eficiente y racional de los recursos», cambiando de lugar los que sean menos útiles desde el punto de vista de la seguridad vial.
«Lo que tenemos que hacer es sacar más rendimiento de esos radares que tenemos y ponerlos allá donde sabemos que la velocidad contribuye de forma incuestionable a la siniestralidad», asegura en una entrevista con Efe la directora general de Tráfico, María Seguí.
No obstante, la responsable de Tráfico ha dejado claro que seguirán existiendo radares en tramos «aparentemente seguros» con el fin de impedir que las velocidades se disparen, lo que a la larga también es un factor de riesgo.
«Incluso allá donde el riesgo no sea obvio e inmediato sirven para atemperar los comportamientos y prevenir esas velocidades extremas, de manera que tampoco sería apropiado no utilizar los radares en esas circunstancias», ha subrayado.