En realidad, el sistema utilizado por estos radares calcula la velocidad media de los vehículos a partir del tiempo que hayan empleado en completar el recorrido en cuestión. Por tanto, estos dispositivos tienen la falla de que un coche puede ir en ciertas partes de dicho tramo a una velocidad muy superior a la estipulada y después decelerar durante un tiempo para compensar la media de velocidad total, lo que conlleva doble riesgo para la seguridad vial.
Los radares de tramo disponen de una cámara para cada carril, todas instaladas en columnas, tanto en el punto de inicio como al final del segmento de vía seleccionado. Estas cámaras, almacenan las imágenes del vehículo infractor así como los datos de matrícula, fecha y hora exacta de la infracción. Además, cuentan con la ventaja de que no pueden ser anulados por los ilegales dispositivos antirradar.
¿Dónde se encuentran?
El primer radar de tramo en la red española se instaló en 2009 en el túnel de Vielha, Lérida, y en la actualidad un total de ocho controlan tantos tramos en distintas carreteras nacionales.