En concreto, el litro de gasolina se sitúa en 1,427 euros, un 1% más que hace una semana, y un 2% más que a comienzos de mes, mientras que el litro de gasóleo cuesta 1,375 euros, lo que supone un incremento del 0,6% en la última semana y del 0,9% con respecto a la primera semana del año.
El mes de enero concluirá con tres semanas de ligeras subidas de precios de los carburantes y una sola semana, la tercera, con abaratamientos, provocados por una bajada en los precios internacionales del petróleo.
Tras los últimos cambios, la gasolina acumula una subida del 4,3% con respecto a la misma semana de hace un año, muy superior a la del gasóleo, que se ha encarecido un 1,1% en ese mismo periodo.
Un automovilista que reposte con un vehículo de gasolina deberá dedicar en la actualidad una media de 78,4 euros a llenar un depósito de 55 litros, 1,4 euros más que a comienzos de mes, mientras que en el caso del gasóleo el coste asciende a 75,6 euros, 1,7 euros más.
La evolución actual de precios se registra después de que el pasado 1 de enero desaparecieran las exenciones fiscales que hasta ahora disfrutaban los biocarburantes, lo que ejerce una presión al alza sobre el litro de combustible de hasta 3 céntimos.
La subida de esta semana podría venir acompañada de nuevas subidas en febrero, a la vista de que el precio del petróleo ha subido en los últimos días y anticipa presiones alcistas en los mercados de carburantes.
De hecho, el barril de Brent, de referencia en Europa, cuesta en la actualidad 114 dólares, dos dólares más que hace una semana, mientras que el Texas 'sweet light' americano cotiza a 97,8 dólares, lo que también implica un encarecimiento de dos dólares con respecto a la semana anterior.
Los precios de los carburantes siguen costando en España menos que en la media de la UE, donde el litro de gasolina asciende a 1,575 euros, y a 1,616 euros en el caso de la zona euro. Por su parte, el precio del litro de gasóleo asciende a 1,470 euros de media de la UE de los 27, y a 1,463 euros en la zona euro.
El menor nivel de precios finales en España con respecto a los países del entorno se debe a que el país, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos autonómicos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.