Los 22 equipos que componen la llamada serpiente multicolor no son, ni de lejos, el grueso de la gran caravana de La Vuelta. Operarios de diversa índole, técnicos, conductores... La lista de gremios de la familia de la gran ronda hispana es larga y variopinta. Y entre sus colores destaca el verde guardia civil. El que lucen los 130 agentes y oficiales de la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial (UMSV). Un nombre largo donde los haya, y que bien podría acotarse con un alias más acorde al estilo de la épica crónica deportiva que tan asociada está al mundo del ciclismo.
Porque si algo son los hombres al cargo del comandante coruñés Jorge Luis Correas Amor es ángeles custodios de los ciclistas. Profesionales que sin estar en la sombra -sus uniformes y los obligados chalecos reflectantes los delatan a mil leguas-, realizan un trabajo silencioso, sin más ruido del necesario para cumplir su misión. Y esa no es otra que asegurarse de que nada interrumpe al pelotón en su camino hacia el final de la etapa de rigor.
Para ello, además de las muchas motocicletas que se desplazan con cada corte diario de cinta de La Vuelta, la UMSV vigila desde el cielo con un helicóptero y una unidad de GRS, los más comúnmente conocidos como antidisturbios.
Claro que para estos últimos lo de La Vuelta suele resultar un agradable trabajo sin incidencias, explica el teniente Miguel Soldán Lema, santiagués y responsable de relaciones con la prensa de la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial de la Guardia Civil. Un cuerpo que se forma «uns días antes do inicio da carreira. Fórmase unicamente coa finalidade de darlle cobertura», comenta el oficial, tras un riguroso proceso de selección.
BANDERAS Y VAQUILLAS
Para empezar, y después de superar el lógico y pertinente examen de destreza sobre una moto -en realidad, desvela el teniente Soldán, el 80 por ciento de los guardia civiles de España son motoristas-, los aspirantes deben pasar una prueba sobre materias relacionadas con La Vuelta. No. No. Que nadie se lleve a engaño. Lo que se les pregunta a los agentes no es quién ganó en la última llegada al Angliru, o el vencedor de la clasificación de la Montaña de hace ocho años. Quizás a alguno de los candidatos no le importase que se incorporase al temario este tipo de cuestiones. Pero de lo que realmente se les pregunta es de dispositivos de seguridad en una gran prueba como La Vuelta, o la señalización usada en la misma en el que es posiblemente el mayor despliegue logístico móvil del deporte en España. Una entrevista personal completa la selección. «É un premio, un luxo para calquera garda civil», apunta el teniente Soldán. Y para el comandante Jorge Luis Correas Amor «una gran ilusión, poder dirigir una unidad con tan grandes profesionales».
¿Y cómo controlan la seguridad en carretera? Pues en tres grupos. El bandera amarilla, que va por delante supervisando la carretera; el roja, el más cercano a la parte de la cabeza del pelotón y con un contingente de reserva por si es necesario; y el bandera verde, por detrás de la serpiente multicolor, reabriendo el tráfico tras su paso.
Un trabajo agradecido para los agentes de la unidad por lo oído de su responsable máximo. Salvo cuando, como el año pasado en La Cobertoria, hubo que asustar a una vaquilla con un precipicio al lado y el pelotón a minuto y medio. Todo salió rodado.
La Voz de Galicia