La institución foral ha determinado que la acción central se enfocará en mejorar los tramos de concentración de accidentes de las carreteras AP-8, AP-1, N-I y GI-20, para lo que se dedicará el grueso de 5,5 millones de euros. Entre julio y septiembre se renovará el asfalto, algunos vallados de las vías y se mejorarán las señales verticales y horizontales.
Parte de la inversión irá destinada a la adquisición de nuevos radares. Uno de ellos se instalará en la N-1 y otros tres en la AP-8, en un tramo peligroso en el que se enlazan tres curvas consecutivas.
Dentro de la partida presupuestaria, 415.000 euros se destinarán a mejorar la seguridad de los peatones, con la renovación de algunas paradas de autobús, y 100.000 euros se invertirán enla instalación de barreras de seguridad para motoristas (SPM) en la GI-627, para “tratar de aminorar los daños que sufren en caso de caídas”.
Finalmente se realizarán proyectos de “calmado de tráfico” principalmente en núcleos urbanos y barrios de Lizartza y Ormaiztegi, donde ya han comenzado, y de Bergara, Berrobi, Deba, Ibarra, Gabiria y Ereñozu. Estos puntos de tráfico y alta velocidad requerirán una inversión de 1,1 millones. Para los cruces peligrosos de Bergara, Irura, Urnieta, Alegia y Antzuola, se destinará un millón de euros que servirá para reformarlos y, en casi todos los casos, transformarlos en rotondas.