Treinta y seis muertos es la cifra de 2015, pero coincide con las registradas en los dos años anteriores, lo que muestra la dificultad de seguir reduciendo la siniestralidad en un momento de recuperación de la movilidad de los españoles. De hecho, los 36 muertos por millón de habitantes suponen que España ha perdido dos puestos en relación a sus socios de la UE.
La media de la Unión Europea se sitúa en 51,5 víctimas mortales por cada millón de habitantes, lo que supone un incremento del 1% hasta las 26.000 personas fallecidas en accidentes de tráfico.
En la cola del pelotón nos encontramos con Bélgica y sus 67 fallecidos por cada millón, Portugal con 60, Italia (56), Francia (54) o Alemania con 43, pero por encima de España nos encontramos a Malta (26 muertos por cada millón de habitantes), Suecia (27), Países Bajos (28), Reino Unido (29) y Dinamarca (30), quedando empatados con Irlanda en la barrera de los 36.
Las carreteras españolas se cobraron el año pasado 1.126 vidas según los datos del Ministerio del Interior, una cifra que supone una reducción del 1% respecto a 2014 pero que muestra un incremento en las cifras de víctimas de carreteras secundarias.
La comisaria europea de Transportes, Violeta Bulc, lamentó el incremento de muertes en las carreteras en 2015, indicando que los datos publicados por la CE “son decepcionantes”, por lo que instó a “poner fin a esto”. Pese al mal dato, la tasa de mortalidad de la UE ha descendido en un 17% desde 2010 y los Estados ya incluyen la siniestralidad en su agenda política.
Bluc instó también a que se incrementen los esfuerzos por parte de las autoridades regionales y locales, además de a los medios de comunicación y diversas asociaciones y colectivos para que la Seguridad Vial se convierta en una responsabilidad de todos y en una prioridad política.
La comisaria señaló al factor humano como la principal causa de accidentes mortales de tráfico, pero también como el principal motivo de los 135.000 heridos que cada año ven mermada su salud y bienestar. Esto debe llevar a “un enfoque más profundo de cómo nos comportamos cuando conducimos” y a establecer medidas que limiten en los posible el factor humano en los accidentes.
En este sentido se elaborará el próximo semestre un plan de “sistema de transporte inteligente cooperativos” que permita la comunicación bidireccional entre vehículos y con las infraestructuras viarias. Así la UE confía las próximas mejoras en Seguridad Vial al avance tecnológico que suponen los vehículos autónomos.